La carrera musical de Leopoldo Aragón estuvo siempre ligada a una vida familiar carente de escándalos y llena de buenos amigos que le profesaron cariño, admiración y respeto.
Aunque siempre vamos a recordarlo junto a su inseparable saxo tenor, fue el violín el instrumento que Leopoldo eligió cuando era niño para estudiar una carrera que terminó en el Conservatorio de Zaragoza. En 1950 pasó a formar parte, como violinista meritorio de la Orquesta Sinfónica de nuestra ciudad, entonces dirigida por Dimitry Berberoff.
El bajo sueldo que allí percibía alternando el violín con la viola fue lo que impulsó a Leopoldo Aragón a estudiar, de forma autodidacta, un instrumento como el saxofón que más tarde le permitiría acceder a giras por las bases americanas europeas junto al también saxofonista Pedro Iturralde.
También le permitió formar parte de orquestas destinadas a tocar en bailes, cafés cantantes, hoteles y salas de fiestas, sobre todo a la sala Capri.
Eran aquellos buenos tiempos para la música en vivo y Leopoldo tocó con diversas formaciones, pero siempre junto a grandes profesionales, encadenó actuaciones durante años y, de paso, pudo conocer y disfrutar de géneros y estilos como el jazz y el swing.
A finales de la década de los sesenta, optó por la estabilidad asentándose en nuestra ciudad. Fue fundador de la Orquesta de Cámara Ciudad de Zaragoza y trabajó con algunas de las orquestas que mantenían en nómina las mejores salas de fiestas.
En los años ´70 dirigió la banda del Sindicato de Músicos.
Años más tarde, iban a ser los músicos profesionales unos de los primeros trabajadores en sufrir recortes. El playback, esa música pregrabada con la que cualquier medio, empresario o artista podía disponer a cualquier hora de una orquesta, o de parte de ella, se convirtió en un enemigo para el gremio.
De 1990 a 1994 dirigió la Ebro Big Band con 18 músicos.
El momento de la jubilación le llegaría a Leopoldo Aragón siendo profesor de saxofón y viola en el Conservatorio Municipal de Zaragoza.